Capítulo 18: Esperando el bus en Palermo


Luca, dice que Sicilia no es el primer mundo, ni el segundo, ni el tercero. Sino el cuarto. A veces pienso que tiene razón, otras llegó a la conclusión que siempre serán europeos y así el bus se demore 1 hora serán del primer mundo.

Era domingo y el bus nada que llegaba. Las viejitas y los viejitos, (porque en Palermo quienes toman el bus son viejos, locos y adolescentes) hablaban del mal servicio de buses de la ciudad. Se quejaban del frío y de la espera tan larga. Dicen que siempre es así, que nunca mejora. El bus iba lejos del centro y la razón por la que casi no pasa es que creo que es la única ruta que hacía ese recorrido hasta tan lejos. (Ni tanto, solo lejos para ellos) Aquí va.

Capítulo 17: Palermo y los perros Parte II


Ibamos en Piazza Magione, y Max se encontró con otros amigos. Piazza Magione es super bonita porque todavía tiene ruinas de la segunda guerra. Y es amplia y con pasto. Luego seguimos caminando entre las calles de Palermo, las del centro que son estrechas y llenas de carros que van a mil. Y Max con su pandilla nos acompañó.

Capítulo 16: Palermo y los perros


Lo que pasa cuando dejamos los recuerdos para recordarlos es que hay cosas que olvidamos. Ya olvidé como había puesto a este compañero de viaje. Que nos acompañó por el centro, que mi hermana renegó por su culpa porque seguro lo iban a pisar y porque después se pegaron otros de sus amigos. Así llegamos a la iglesia sin techo, Santa maria dello spasimo, de la que ya tampoco recuerdo su historia, que se que tiene que ver algo con la segunda guerra, creo. El caso es que sin terminar o sin restaurar es un lugar favorito, recomendado, para ir a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier temporada del año. Hay silencio, hay palomas y hay visitantes como yo. Yo quería quedarme entre sus pilares y columnas viendo el cielo todo el día.

Y ya busqué. La iglesia nunca fue terminada desde 1500. Luego fue un refugio para los leprosos. Y hoy es teatro y ruina bien conservada. Un bonito lugar.

Capítulo 15: Helado


Después de caminar por el mercado, tenía ganas de un dulcecito. Y me encontré la Gelateria. El problema es que con tantos sabores era difícil escoger. Así pedí unos al azar y me llevé una bonita sorpresa.

Capítulo 14: Mondello (Parte II)


Ya habíamos pasado el pueblo. Seguía haciendo el mismo frío y ahora menos sol. El sol del invierno que se esconde tan rápido y calienta tan poco. Me llevó a su lugar favorito. EL que se volvió el mío. Un lugar solo, solo. Sin uso por toda una temporada. Una piscinas a medio llenar con agua lluvia, y el cielo gris ahí reflejado y el azul intenso, de un verano próximo y tantos que han pasado. Una ganas de estar ahí días viendo como no pasa nada, mas el mar moverse rápido. Pensar en una historia de amor, o de esas tontas tipo americano de los años 60 que suceden en un playa con un mar de telón de tela. Pero este telón era real.

Capítulo 13: Mondello (parte I)


Ir a la playa sin estar en bikini y parasol, sino mas bien con un ventarrón que suena todo el tiempo, y un frío que cala los huesos. Y una playa sólo para uno. Es uno y el mar. El mar, ahí que no se cansa de sonar, de cada ola reventar, con la fuerza de adentro, terminar y empezar, cada ola, cada fuerza. Eran como las 3, y el pueblo parecía solo. La playa estaba sola, y el sol ya estaba cayendo. Los pescadores tenían las barcas atracadas, todo estaba en una fría calma. La verdad es relajante oír solo el mar. Y caminar, como si uno fuera el único.