Capítulo 14: Mondello (Parte II)


Ya habíamos pasado el pueblo. Seguía haciendo el mismo frío y ahora menos sol. El sol del invierno que se esconde tan rápido y calienta tan poco. Me llevó a su lugar favorito. EL que se volvió el mío. Un lugar solo, solo. Sin uso por toda una temporada. Una piscinas a medio llenar con agua lluvia, y el cielo gris ahí reflejado y el azul intenso, de un verano próximo y tantos que han pasado. Una ganas de estar ahí días viendo como no pasa nada, mas el mar moverse rápido. Pensar en una historia de amor, o de esas tontas tipo americano de los años 60 que suceden en un playa con un mar de telón de tela. Pero este telón era real.

1 comentarios:

Juan David Escobar dijo...

Me recuerda las veces que lavamos piscinas. Nosotros quitabamos hojas que caian de los arboles que eran el paisaje.

Bonito el balneario. Muy bonito si se encuentra solo.

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