Capítulo 16: Palermo y los perros


Lo que pasa cuando dejamos los recuerdos para recordarlos es que hay cosas que olvidamos. Ya olvidé como había puesto a este compañero de viaje. Que nos acompañó por el centro, que mi hermana renegó por su culpa porque seguro lo iban a pisar y porque después se pegaron otros de sus amigos. Así llegamos a la iglesia sin techo, Santa maria dello spasimo, de la que ya tampoco recuerdo su historia, que se que tiene que ver algo con la segunda guerra, creo. El caso es que sin terminar o sin restaurar es un lugar favorito, recomendado, para ir a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier temporada del año. Hay silencio, hay palomas y hay visitantes como yo. Yo quería quedarme entre sus pilares y columnas viendo el cielo todo el día.

Y ya busqué. La iglesia nunca fue terminada desde 1500. Luego fue un refugio para los leprosos. Y hoy es teatro y ruina bien conservada. Un bonito lugar.

1 comentarios:

Juan David Escobar dijo...

El italiano es demasiado chevere.

Supongo que hablarlo mucho en algun momento fastidiaria, por pegachento y meloso.

Muy bonito palermo, sigo diciendo.

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